Y hoy publico el último fragmento de Susurros del Destino. Mañana ya lo podréis leer completo. Espero que os guste.
BRIANNE
Abatida, y tirada en el barro, Brianne decidió no volver a clase y cuando los demás niños regresaron al colegio, ella corrió al comienzo de la aldea. De nuevo era Gerard quien hacía guardia esa mañana y aunque le preguntó por su estado, ella lo evitó. Corrió por el sendero iluminado que llegaba hasta el embarcadero y una vez allí, tomó asiento en él, con la mirada en el vacío, sumida en el silencio y en sus pensamientos. Perdió la noción del tiempo y sólo unas voces le devolvieron a la realidad.
—Admítelo, no estás hecho para ser cazador. Nuestro padre ha pensado para ti algo diferente —era Troy, siempre reconocería su petulante voz.
—Hunter, tu estarás destinado a los papeles y cuanto antes lo asumas, mucho mejor. Deja de perder el tiempo siguiéndonos y espiando nuestros entrenamientos.
—¡Soy tan bueno como vosotros!
Cuando Brianne miró atrás observó a sus hermanos. Los tres habían surgido del bosque. Troy y Robert cargaban espadas de madera, mientras que Hunter no llevaba nada. Los mayores intercambiaron miradas. Estaban dispuestos a darle un merecido al benjamín de la familia y comenzaron a golpearlo con las armas.
Hunter detuvo alguno de los golpes con sus antebrazos, incluso golpeó a Troy en el estómago y a Robert en la cara. Pero eso sólo enfureció a los chicos, que se acabaron cebando con su hermano.
—¡Basta ya! —gritó Brianne—. Soy dos contra uno y Hunter ni siquiera lleva espada.
—Como si supiera usarla —gruñó Troy lanzándole al joven la espada de madera—. Vamos, Hunter, levanta y dame mi merecido. Vamos, aspirante a cazador, ¡levanta!
El muchacho lo hizo. Tomó la espada. Golpeó a Troy en el estómago, incluso en las espinillas, logrando que se agachase y cuando de nuevo iba a golpearlo, Robert le atacó por detrás, azotándole con tanta fuerza en la espalda que acabó tumbado.
—Nunca debes descuidar tu espalda, hermanito.
Tanto Troy como Robert se regocijaban de la caída de Hunter y Brianne, dolida por ver sufrir a Hunter, su hermano más querido, actuó. Tomó una de las espadas y golpeó con todas sus fuerzas la de Robert. El joven no se esperaba el golpe y le hizo caer el arma. Con los ojos muy abiertos miró sorprendida a su hermana; ésta atacó de nuevo y le azotó en las manos, arrancándole un grito de dolor.
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